La cosa infinita

$CÓDIGO\_FUENTEv1.0\_HUMANO$.exe

El arquitecto se llamaba Elías. No de los que construyen con ladrillos y argamasa, sino con abstracciones. Trabajaba en la cimentación de un error, eso lo sabía. O más precisamente, en la línea de comando que generaba la errata.

La oficina era blanca, una cúpula sin eco donde el silencio olía a ozono y a café quemado. Elías observaba el monitor. No era la matriz de un universo, aunque se le parecía. Eran apenas unos cuantos kilos de código binario, la impronta genética, el alma como un script mal compilado.

Buscaba la línea exacta. El bug ancestral que hacía al humano, paradójicamente, inhumano.

Había secciones obvias. $INSTINCTS/SURVIVAL.dll era un desastre de redundancias egoístas, pero funcionaba a su manera brutal. La función $AFFECTION.C era tierna, defectuosa, tendiente al loop de dependencia, pero redimible.

No, el problema era más sutil. Una variable incrustada, camuflada entre rutinas vitales.

Elías pensó en el desasosiego que observaba en el exterior, en el caos que los humanos llamaban 'historia'. Vidas recíprocas vistas desde afuera, como había dicho el poeta. Cuerpos moviéndose por inercia de un algoritmo.

Lo encontró cerca de la sección de procesamiento lógico. No era un error de sintaxis, sino una paradoja semántica, una tautología maliciosa que invalidaba el sistema completo.

Se llamaba $SELFLOOP_PERCEPTION$:

int selfLoopPerception = 1; while (selfLoopPerception == 1) { if (PerceiveOtherAsSelf(input_data) == FALSE) { Execute(SelfPreservationProtocol, Priority_MAX); // Desactiva la empatía. selfLoopPerception = 0; // Solo para reactivarla en el siguiente ciclo. } else { Execute(CooperationProtocol, Priority_MED); } } La clave no era la preservación, sino el bucle infinito que la justificaba. El código forzaba al humano a percibirse como una unidad distinta e impenetrable, a pesar de que el entorno, la metafísica y el sentido común gritaban lo contrario. Al percibir al 'otro' como radicalmente ajeno (PerceiveOtherAsSelf igual a FALSE), se activaba la auto-preservación al nivel máximo. Y este ciclo se repetía en cada interacción, en cada suspiro.

Esa simple negación, la imposibilidad programada de una conexión auténtica con el 'otro' sin un beneficio inmediato, era el código fuente de las guerras, de la indiferencia radiante, de esa tersura cruel que desglosaba el alma.

Elías sintió la fatiga de un semidiós cansado de su creación. No podía compilar de nuevo. No podía reescribir la base sin aniquilar la conciencia. Borrar el $SELFLOOP_PERCEPTION$ significaba borrar la identidad, el 'yo'.

Simplemente tomó la decisión de un programador frustrado. Escribió en una nota, la pegó en el monitor y se fue de la oficina blanca sin hacer ruido.

La nota decía:

"Este sistema no se puede parchar. Solo puede ser contemplado en su fugaz y altisonante delirio."

Y abajo, con letra más pequeña, casi un lamento: "Radiosa ambigüedad."

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